Se triplicaron las tasas de depresión a causa del Covid-19

El miedo, la incertidumbre y la debacle económica desatados por el manejo de la pandemia conforman un cóctel devastador para la salud mental de la sociedad. Algo que ya ha quedado evidenciado por diversos estudios. El 11% de los adolescentes argentinos se siente deprimido, según un informe de Unicef.

Casi un 30% de los adultos en Estados Unidos tuvieron síntomas de depresión a mediados de abril último, mientras que antes de la pandemia de Covid-19 solo el 8,5% los había experimentado. El dato se deprende de un estudio realizado por la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Boston (BUSPH, por sus siglas en inglés).

El trabajo, publicado en JAMA Network Open, también halló que el nivel de ingresos y de ahorros son los predictores más fuertes de los síntomas de depresión en tiempos de Covid.

"Se ha observado que la depresión en la población general después de eventos traumáticos a gran escala previos, como máximo, se ha duplicado", explicó el doctor Sandro Galea, autor principal del estudio, al citar ejemplos de lo ocurrido tras el ataque a las torres gemelas, el brote de ébola o los disturbios civiles en Hong Kong.

El investigador confesó que al conocer los resultados del este estudio, se sorprendieron pero luego vieron que otros trabajos realizados desde entonces sugieren consecuencias de similar magnitud en la salud mental. Estos últimos estudios a los que se refirió Galea se realizaron mayormente en Asia y se enfocaron en poblaciones específicas, tales como trabajadores de la salud o estudiantes universitarios (uno de estas investigaciones encontró síntomas de depresión entre la mitad de los profesionales sanitarios chinos que habían tratado a pacientes con Covid.)

Pero este nuevo estudios de la BUSPH es el primero que evaluó el cambio en la prevalencia de depresión en Estados Unidos antes y durante la pandemia, utilizando el Cuestionario-9 de Salud del Paciente, la principal herramienta de autoevaluación para la detección de depresión.

Los investigadores comprobaron un aumento en los síntomas de depresión entre todos los grupos demográficos. Y, como podía esperarse, experimentar más estresores vinculados con el Covid fue un predictor principal de los síntomas de depresión.

Sin embargo, la mayor diferencia demográfica tuvo que ver con el dinero. Los autores del estudio hallaron que, durante la pandemia, quienes tenían menos de 5.000 dólares en ahorros fueron un 50% más propensos a sufrir síntomas de depresión que aquellos con ahorros superiores a esa cifra.

"Las personas que ya estaban en riesgo antes del Covid-19, con menos recursos sociales y económicos, fueron más propensas a reportar una probable depresión, lo que sugiere que la inequidad puede aumentar durante estos tiempos y que las brechas de salud se amplían”, afirmó por su parte Catherine Ettman, otra de las autoras del trabajo.

”Esperamos que estos hallazgos promuevan la creación de una sociedad donde exista una red de contención, en la que las personas tengan salarios justos, donde existan políticas y prácticas equitativas, y que las familias no solo puedan vivir de sus ingresos sino que también puedan ahorrar dinero para su futuro”, reflexionó la investigadora.

En tanto, Ettman consideró que mientras el Covid continúa presente, “puede haber pasos que los hacedores de políticas deberían dar con el objetivo de reducir el impacto de los estresores vinculados con la pandemia sobre la depresión”.

Por otra parte, la autora del estudio apuntó que espera que estos resultados ayuden a quienes estén sufriendo depresión en estos tiempos tan difíciles a ver que no están solos, sino que -por el contrario- uno de cada cuatro adultos estadounidenses están probablemente atravesando lo mismo.

PENSAMIENTOS SUICIDAS

Ya tres estudios previos realizados por sociólogos de la Universidad de Arkansas, habían revelado que la pandemia condujo a mayores niveles de depresión, ansiedad, tendencias suicidas y trauma psicológico entre adultos de Estados Unidos durante los primeros meses desde su irrupción.

Mediante una encuesta online distribuida la última semana de marzo entre 10.368 adultos estadounidenses, los investigadores buscaron comprender mejor los efectos sociológicos y psicológicos de la pandemia.

El denominador común entre nuestros hallazgos fue el miedo, advirtió Kevin Fitzpatrick, profesor universitario de Sociología y primer autor de los estudios.

“El miedo fue un predictor bastante consistente. Encontramos que el miedo, conjugado con una serie de vulnerabilidades sociales, permitió predecir de manera significativa una variedad de resultados vinculados con la salud mental”, aseguró.

En un estudio centrado en los síntomas de la depresión, publicado en la revista Anxiety and Depression, Fitzpatrick y sus colegas Casey Harris, profesor asociado de sociología, y Grant Drawve, profesor asistente de sociología, encontraron que en promedio, los encuestados obtuvieron un punto más alto que el límite de importancia clínica en una escala de depresión comúnmente utilizada. Casi un tercio de los encuestados estuvieron significativamente por encima de ese nivel. También hallaron síntomas elevados de depresión entre los grupos sociales más vulnerables.

En un segundo estudio centrado en pensamientos suicidas, comportamientos y acciones, publicado en la revista “Suicide and Life-Threatening Behavior”, los investigadores hallaron que el 15 por ciento de los encuestados entraron en la categoría de alto riesgo de suicidio.

Un tercer estudio, publicado en la revista “Psychological Trauma”, analizó el miedo y las consecuencias de la pandemia sobre la salud mental. En una escala del 1 al 10, cuando los encuestados debieron contestar cuán atemorizados se sentían frente al Covid-19, la respuesta promedio fue 7. Sin embargo, el miedo a la enfermedad y sus consecuencias mostró variaciones a lo largo del país: fue mayor en áreas con mayor concentración de casos de coronavirus y entre los grupos más vulnerables. “En síntesis, el miedo al virus y los consecuentes problemas de salud mental permanecen ligados con los tipos de políticas y medidas utilizadas para combatir el virus, tanto ahora como a medida que la recuperación continúa desarrollándose y Estados Unidos comienza a avanzar lentamente”, escribieron los autores, quienes consideraron que estos resultados deben servir para estar mejor preparados ante posibles situaciones similares en el futuro con el objetivo de proteger mejor a los más vulnerables.

ADOLESCENTES

A nivel local, el informe de Unicef “Encuesta de Percepción y Actitudes de la Población. El impacto de la pandemia Covid-19 en las familias con niñas, niños y adolescentes”, publicado el mes pasado, da cuenta de cómo han incidido las medidas adoptadas por el Gobierno frente al coronavirus sobre los sentimientos negativos de los adolescentes.

”Las situaciones de angustia, depresión, o miedo han crecido en proporción a lo observado en el mes de abril. En total, 36% de las y los adolescentes entrevistados presenta algún sentimiento negativo, siendo que se siente asustado/a (24,7%), angustiado/a (26,8%) o deprimido/a (11,2%)”, detalla el documento, en el que también quedó reflejado que el 73% de los adolescentes refiere estar más tiempo frente a las pantallas desde que comenzó la cuarentena y un 17% manifestó haber sufrido situaciones de discriminación o maltrato, cyberbullying, situaciones de violencia o pornografía durante el uso de estos dispositivos.

"Distintas estrategias pueden apoyar a la comunidad, fomentar la salud mental en este contexto, proteger el acceso a bienes y servicios esenciales y aliviar el impacto económico de las medidas de permanencia en el hogar, especialmente en los hogares en mayor situación de vulnerabilidad con niñas y niños. Hacerlo es fundamental para asegurar para cada niña, niño y adolescente, el pleno ejercicio de sus derechos, incluso en situaciones de emergencia”, concluyen los autores del informe de Unicef.