Alberto Fernández en IDEA: en plan campaña, dejó guiños a los principales empresarios del país

Por segundo año seguido, el presidente Alberto Fernández rompió la tradición de anteriores mandatarios kirchneristas de vaciar de contenido oficialista el evento, y participó del Coloquio de IDEA. El último había sido Néstor Kirchner en el 2003.

Bajo el lema "Logremos una Argentina sostenible", en su 57 versión, el tradicional evento que se realizó en el Centro Costa Salguero porteño se presentó como "un espacio de reflexión sobre los acuerdos que necesitamos para lograr una Argentina sostenible.

Y tuvo al actual Jefe de Estado como encargado de cerrar la procesión de mensajeros que los representantes del Gobierno intentaron por estos tres días acercar al establishment corporativo local.

Anteriormente, los empresarios más importantes del año escucharon las posturas de los ministros de Economía, Martín Guzmán, y de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas; de la candidata a diputada nacional bonaerense Victoria Tolosa Paz, y de los gobernadores Omar Perotti, Santa Fe, y Omar Gutiérrez, Neuquén.

Todos definieron la posición ideológica del Frente de Todos sobre el futuro de la Argentina, pregonando en la fuerte presencia del Estado "solidario" como clave a la hora de actuar como dinamizador de la economía y construir una matriz productiva y social que mejore la situación de la sociedad.

Lo hicieron con un marco de tensiones por los congelamientos y la suba de la inflación y con país con profundas desigualdades sociales, que tiene al 50% de su población bajo la pobreza; millones de desempleados; educación frenada por casi un año y medio; falta de inversiones e incertidumbre hacia el mediano y largo plazo con respecto a la generación de un marco de previsibilidad serio y concreto.

En el caso de Alberto Fernández, su exposición corrió por el mismo sendero y, a pesar de las diferencias de postura, fue atentamente escuchados por los casi 600 participantes anotados para el Coloquio de este año, en la modalidad híbrida entre lo virtual y lo presencial en el marco de las restricciones sanitarias impuestas para combatir el Covid-19.

Tal como lo hizo el año pasado, Fernández marcó la agenda oficial y recorrió la mirada que tiene sobre el aporte de los empresarios a la recuperación de la Argentina post pandemia.

En el transcurso de su discurso, dejó varios mensajes directos a los hombres de negocios a quienes viene intentando convencer de que buscará acercar posiciones, consensuar y trabajar en iniciativas y propuestas comunes para el futuro.

Con un tibio aplauso como recibimiento y palabras de presentación y de resumen sobre los temas del Coloquio de parte de Roberto Murchinson como anfritrión y casi una hora después del horario inicial, Fernández comenzó asegurando que "la Argentina viene saliendo de un momento único, de una pandemia que arrasó con economías, empresas, puestos de trabajo y se llevó millones de vidas".

En ese marco, repasó las medidas y acciones sanitarias de su gobierno, calificó a los argentinos como "sobrevivientes" y sostuvo que el país está ingresando en un nuevo período de desarrollo constante, que permitirá hacer desaparecer los desequilibrios y recuperar la justicia social "para que empiece a ser una realidad".

Con un tono conciliador, los convocó a "unir esfuerzos en la construcción de esa nueva sociedad, que deje de tener bandos en pugna con los que solo hemos logrado que las fuerzas no se sumen si no que solo se contrarresten. Ese es el desafío. Escucharnos. Debatir. Encontrar acuerdos. Estamos todos en un mismo barco. La pandemia ya nos enseñó que nadie se salva solo".

Pidió recuperar la tranquilidad perdida, abandonar los insultos, las quejas altisonantes, las antinomias y los enfrentamientos para profundizar acuerdos y minimizar diferencias.

"Argentina necesita de empresarios que sean los primeros trabajadores. Sin lobbyes y con creatividad. Sin especulación y con producción. Sin codicia y con solidaridad", agregó.

En ese contexto, Fernández también dejó una serie de consideraciones sobre varias de las preocupaciones que los empresarios vinieron planteando durante estos tres días de Coloquio de IDEA sobre la inflación, la educación, la pobreza, el desempleo y el acuerdo con el FMI.

En algunos casos coincidió con las recetas esbozadas por los ejecutivos mientras que en otras las descartó, como cuando rechazó estudiar cambios laborales al estilo de los paíes nórdicos, aunque admitió que medidas como la doble indemnización y la prohibición de despidos fueron tomadas para la emergencia y no para que perduren en el largo plazo.

En el caso de la crisis, culpó a la pandemia y a políticas "que previamente se aplicaron en nuestro país que dejaron una economía estancada y altamente endeudada".

Si bien la referencia es al anterior gobierno de Cambiemos, el jefe de Estado admitió querer "dejar atrás los debates estériles", pero aclarando que es el Gobierno el que "debe poner sobre la mesa las distintas alternativas para poder encontrar soluciones a los conflictos que se nos presentan".

El primero que identificó para enfrentar con decisión, es terminar con la desocupación creando empleo genuino y reconociendo que la asistencia del Estado "no puede ser el remedio para la falta de empleo sino solo un paliativo para sobrellevar la pobreza. No es posible perpetuar esa realidad que definitivamente debe avergonzarnos".

También aseguró que la inversión privada que asocia el capital al trabajo es necesaria lograr un desarrollo sostenible, a la vez que recordó las política laborales establecidas durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, en los que "Argentina creció a un promedio anual del 7% y se crearon más de dos millones de empleos, permitiendo que al dejar el gobierno en diciembre del 2007, los planes sociales se habían reducido a un número cercano a los 400.000".

A esto le sumó una reducción del desempleo a poco más del 5%, y de planes sociales a menos de 200.000 con CFK, cifras que dijo volvieron a crecer luego del 2019 "con la apertura indiscriminada de las importaciones, la caída sostenida del consumo y el cierre de 23.000 PyMES, que aparejaron un incremento preocupante de la desocupación y de la pobreza".

Otro mensaje de acercamiento que envió en su discurso el Presidente se refirió al proceso iniciado para reducir esos planes sociales como primer objetivo para combatir "frontalmente a la pobreza que hoy ha sumido a millones de familias argentinas".

Defendió el empleo formal y dijo que los ATP fueron una prueba. "Sostuvimos a miles de empresas abonando parte de los sueldos de quienes allí trabajaban. Seguimos haciendo lo mismo, aportando los REPRO en las actividades que aun necesitan del auxilio social", argumentó.

Como otro objetivo en el mismo camino hizo mención a la creación de empleo que pidió a los empresarios "abordar en forma conjunta, sin estigmatizaciones, sin ver al trabajo como un costo si no como una inversión".

Por eso rechazó los pedidos para ponerle fin a las indemnizaciones por despidos y los ejemplos que hacen referencia a esquemas mas livianos en los país nórdicos.

"Una economía que crece, produce y exporta necesita de una fuerza laboral bien paga y protegida en sus derechos. Con este sistema laboral se crearon en Argentina casi 4 millones de empleos entre 2002 y 2015", agregó.

Y volvió a aclarar que medidas como prohibición de despidos y doble indemnización fueron dispuestas en un momento de excepción y no van a sostenerse en el tiempo.

Con relación al pago de la deuda externa con el FMI, el Jefe de Estado dejó entrever que no llegará a un acuerdo inminente y advirtió que para hacer frente a los u$56.000 millones que se adeudan al organismo, el país primero debe comenzar a crecer.

"Como el crédito se contrajo bajo la modalidad del 'stand by', en los dos años que siguen (2022 y 2023) Argentina está obligada a pagar en cada año más de u$s19.000 millones. Estamos discutiendo con el FMI cómo se paga esa deuda. Necesitamos que las tasas que se aplican se reduzcan, ganar tiempo para empezar a pagar y extender al máximo posible los tiempos de cumplimiento de esa deuda", advirtió.

Para Fernández, el cronograma debe estar atado a que el país pueda crecer, acumular reservas y recién empezar a cumplir.

"Nuestra decisión de encontrar un rápido acuerdo con el FMI es absoluta. Pero un rápido acuerdo no puede conducirnos a un mal acuerdo. Vamos a seguir discutiendo hasta que estemos seguros que tendremos los recursos necesarios para poner de pie la economía argentina y garantizar el trabajo en nuestro pueblo".

A esta mirada le sumó la necesidad de recomponer el salario real que, dijo, registra una caída a partir del 2016 que supera el 20% y en un marco en el cual los precios continuaron creciendo, por lo cual defendió los controles y los congelamientos como los que propone el flamante secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti.

"Hemos visto que en septiembre y en lo que va de octubre el precio de los artículos de la canasta familiar se han incrementado de manera incomprensible. Debemos encontrar el punto de equilibrio para que esa suba cese. Queremos hacerlo en acuerdo con los industriales y cadenas comercializadoras. Pero sepan que seremos inflexibles en esta materia. El pueblo argentino no puede ser la víctima de la especulación y ambición de algunos. Una sociedad donde unos pocos ganan y millones pierden, no es una sociedad. Es una estafa", argumentó.